viernes, 1 de noviembre de 2013

Especiale Halloween Tira #31 Happy 'Helloween' II

 
#31. Happy Helloween II
 
Segundo día de actualización estrenando la saga de Helloween.
 
Aquí mostramos dos sucesos distitnos (pá quien no lo pille), una protagonizada por Hacha y Fabio (y una fémina que ya tendrá su historia); mientras que la otra está protagonizado por Kelley y Blck Metal.
Creo que dejaré durante una buena temporada el uso del Photoshop (a excepciones de arreglar errores, y también porque no sabemos muchos obre su manejo (yo me confieso ante el señor todopoderoso)) para practicar un poco esto de manejar con mayor técnica los bocadillos y demás.
 
Las cosas del día:
 
1º-> SANGRE:
--Como no podía ser de otra manerafui a la dirección que la bella dama casi me susurró al oído. Me sedujo. Habríacaído en su red cualquier hombre. El corazón se aceleró en el momento en el quebajó del ornamentado carruaje. Ahí ya era preso de su boca. Algo le debiógustar de mí, ya que me permitió vivir.Vivir a un nivel de vida muy superior al que estaba acostumbrado, ya que apartir de ese día viví a su lado. Al menos en el mismo edificio. Situación quese mantuvo durante muchos años.
Hasta el momento en el que...
Metí la ropa lavada y el envoltoriodel maletero, en dos bolsas de basura diferentes. Tiré cada una en uncontenedor diferente, casi enfrente de mi piso. Anduve unos treinta minutos.Saqué la cabeza desmembrada de la mochila, enfundada en la bolsa de plástico. Laabandoné. Eran sobre las cuatro de la mañana. Nadie a la vista. En la mediahora que me llevó hasta el parque, taxistas, algún borracho, un coche dela policía, un par de camiones de labasura y nada más, distrajeron el paseo.

Dentrode una hora, o poco más, saldrían los primeros dueños de perros a pasearlos y dejarloshacer sus necesidades corporales.
Al momento de hacerme inmortal sangre-dependiente, me invitó a su particular fiesta. Me mordió y me hizo beber de su sangre, quebrotaba de su muñeca del propio mordisco suyo. En un estado de incredulidad yde fascinación accedí al salón. En unos segundos quedé horrorizado, una bacanalde sangre, no sé cuántos vampiros habría, no menos de cincuenta, con otrastantas víctimas. Ropas elegantes, vestidos lujosos manchados de sangre. Cuerposdejados en un estado semejante al de pasas uvas, otros aún dando espasmódicosmovimientos, cuerpos brutalmente mutilados...
De Susana me queda su recuerdo y sudinero. Parte de él.
Nonecesito trabajar, tengo cuentas en los bancos y cajas más importantes delpaís, 8 o 9. Antes, cuando éramos más, teníamos siervos que nos hacían lostrabajos "prácticos", que por nuestra naturaleza nos erandificultosos de hacer, sobre todo cuando el día alarga sus horas. Supongo queaún habrá quien los tenga. Me vendría muy bien hoy en día alguien así. Estoysólo. Dispongo de una abundante cantidad de dinero en metálico. Siempre hay quepensar en posibles imprevistos. Es como estar toda la vida, en realidad cuatrovidas, jugando día a día una partida de ajedrez, pensando en anticipar los posiblesdos o tres movimientos del adversario. Un error era jaque mate. La pieza acobrar, la vida.

Los cambios de ciudad los hagopor la noche, generalmente en coche, afortunadamente me saqué el carnet enclases nocturnas. Uso coches de alquiler. Siempre llegando a los hoteles antesdel amanecer, por supuesto. Equipaje ligero, un poco de ropa, dinero, algo demúsica para amenizar los viajes y poco más. Mis domicilios, de alquiler. Adinerado,sin la necesidad de trabajar para subsistir. La vida soñada por cualquiera.
 ASusana le encantaban las fiestas. Rara era la semana que no organizara alguna, raraera la semana que no asistiera a varias.Igualmente extraño que en cada una no desapareciera, una hora al menos, conalgún acompañante, sin distinción de sexo, nunca el mismo, nunca yo. Nuestrosencuentros se transformaron de habituales a esporádicos. Para quedarse enextraordinarios. Entraba en cólera cada vez que adivinaba su desaparicióntemporal. Normalmente escapaba de la fiesta y en mi camino de vuelta a casasiempre caía alguna joven entre mis colmillos. A la noche siguiente Susana mereñía, porque acababa encontrando el cadáverde mi frustración, que había llevado a casa para consumar el acto necrófilo.Así comenzó, como un acto de venganza.


Noconocí jamás, ni antes, ni después de su sangriento beso, nadie, con el corazónmás frío. Dudaba de que tuviera. Su falta de alma asustaba. No sentía apego pornadie. Nadie que no necesitara. No le gustaba depender de nadie. Así que encuanto conseguía lo que quería de su dependencia, olvidaba. Olvidaba a quienfuera e iba a por su siguiente objetivo.

Era implacable. Inmisericorde.
Fui unprivilegiado. De los cientos. No. Miles. De hombres y mujeres que cayeron entresus besos ensangrentados, apenas una decena seguimos con vida. Nunca me lodijo, pero quise creer adivinar que le recordaba a alguien.

Notardaron mucho, como supuse, en dar con la cabeza. La ciudad. El País. Seconmocionó. Los medios de comunicación se hicieron eco del suceso.Profusamente. Quería acelerar el desarrollo de mi plan. ¿Por qué no entregarmea las pocas horas del suceso a la policía?. Porque quería crear un estado depánico en la opinión pública. Que la justicia fuera tal. Que el mundo supierade mi existencia como ser inhumano. De nuestra existencia. Acabar con la mía.Sé que intentarían mantenerme con vida. Empezarían a creerme al hacerse visibleel rápido deterioro del envase vacío que es mi cuerpo. Un cuerpo sin alma. Haríanlo posible para que no perdiera la vida, me darían sangre animal. Pero estosolo ralentizaría el proceso. La sangre humana es el elixir. Otras no lo son.Son sólo sucedáneos. De efectos menos duraderos y efectivos.

Me iría apagando poco a poco...
Ese era el plan.
Por mímismo podría haber elegido esta vía para poner fin a mi larga existencia. Pero nadie sabría de mí jamás.Era un doble objetivo.

Cuando me atropelló rondaba cerca delos cuarenta años. Ella sin embargo apenas sobrepasaba los veinte. Por eso meextraño tanto que me perdonara la vida. Más, cuando fui testigo de susnumerosos festines eróticos sangrientos. ¿Quizá le recordaba a su padre?. Nuncame habló de su familia. Su familiaprogenitora. No la inmortal. La idea me repugnaba, sobre todo pensando en lasveces que habíamos follado. Enfermizo.

Dejé pasar casi dos semanas. Era imposible quepudieran seguir pista alguna que les dirigieran a mí. El pantalón blanco aúnhacía más evidente la sangría. No fue sencillo reducirla. Mediría 1´70, sintacones. La cazadora de cuero, marrón, cerró mi acceso a su cuello. Tuve que forcejearpara conseguir bajar la cremallera y clavar los colmillos en su pálida piel. Lacamiseta ajustada, también blanca, chorreaba sangre. Se defendió con bravura.Marcó mi cara con sus uñas. Entre las cuales se llevó lo que le faltaba a micara. Tuve que taparle la boca con un pañuelo, para que no gritara. Emanabasangre de forma abundante de su cuello, no hay nada más hermoso en el mundo.Enrojecí la cara con el elixir.

Estabaen la otra punta de la ciudad respecto a donde vivía. El precioso contraste dela sangre y su ropa blanca era casi hipnotizador. Observé su cuerpo. No. Lasangre que recorría su cuerpo. Sólo tuveque arrastrarla unos veinte metros hasta el coche, repetí mi ritual. Maletero. Garaje.Ascensor. Violación.
 
 
2º-> VIDEO CREEPY, mejor dicho, Mitos y Leyendas de videojuegos espacolfriantes mu güenas de Shadow27682  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
3ª -> WEBCOMIC
 
JA! - de Jonas y Xela, dos dibujantes españoles muy buenos que se interesan de la sociedad actual y de la originalidad artística.
 
Mañana a ver si logramos sobrevivir a la dictadura materna y colgamos la tercera parte de la Saga Happy Helloween.
 
Saludos y toda esa Bazofia.
 
OKAS!
 
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''Fui al cine a ver Rebecca,
me dieron la última fila,
y vi LA MANO QUE APRIETA''
 
*Sr. Esbond (Pater)
 


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