jueves, 31 de octubre de 2013

Especiale Halloween Tira #30 Happy ''Helloween''

 
#30. Happy Helloween II
 
 
Feliz halloween a todos ustedes mis queridos lectores/as, el único día donde las jóvenes féminas visten trajes de monstruos y demonios sexis muy ajustados (y nos alegran las ncohes jeje).
 
Éste es el comienzo de una saga corta que durará hasta el lunes, contando cada tira dos aventuras protagonizada por cada uno de los personajes de OKAS!..¿Sabriais identificar de qué van disfrazafos cada unos? jeje.... Me necanta estos dibujos en los que aparecen muchos personajes celebrando algo (con lo que cuesta hacerlo).
 
Y pá hacer estos días más especiales, mostraremos una parte de una historia escrita y realizada por nuestro querido Sr. Lobo (Loboaullador), un tío mu majo que en pocas ocasiones se le ve en luna llena.
Y no solo historia pá los que les gusta leer, también un video Creepypasta de varios usuarios (a los que soy subscriptor) de youtube que narran muy bien los cuentos usando voces Loquendo.
Y más aún, una recomendación de Webcomic.
 
Si es que somos mu majos dando distracción pá todos los gustos jeje. Empesemos:
 
1º-> SANGRE
 
--Ojos en blanco, colmillosensangrentados, aparté del rasgadocuello la cabeza, vigilando que nadie presenciara la escena. La sangre manchabamis manos, manchaba el suelo, manchaba mi camisa blanca, le daba un toqueoriginal, pero la traspasaba y teñía mi pecho de rojo.
La chica no estaba mal, era guapa, era lasexta elección de la noche. Las otras cinco fueron intentos vanos. Sí, según lamoda de los últimos años los vampiros eran jóvenes atractivos por los que susopuestos sexuales babeaban y ardían en deseos de acercarse a ellos. Obviamenteno era así, de serlo no tendría que haber esperado hasta las cinco de la mañanapara acercarme a ella, ya borracha. Nofuncionaba eso de la atracción lanzando una penetrante mirada, de llevarlo a la práctica, lo más fácil es quepensaran que tenía algún problema ocular, estrabismo o conjuntivitis. Confiaren el atractivo personal me habría matado de hambre hace muchos años. Cada vezcostaba más asesinar, es lo que hacía, aunque podría decir que es subsistencia en la jungla de asfalto, cemento y ladrillos,se trata de sobrevivir, la teoría de laselección natural de Darwin y alguna memez por el estilo. No aparentaba mi mejor edad, en apariencia física tuveaspectos mejores, mi imagen se detuvo justo cuando empezaba la decadencia delcuerpo. No quiero que el reloj vuelva a funcionar. Y para eso debo continuarcon mi malsana existencia.

Saboreaba eldulzor de la sangre, la barbilla estaba totalmente tintada de rojo, ¡Dios, quésensación de poder!. La sensación de euforia desbordada no debía cegar misactos. Tenía que centrarme en que nadie me viera, aquel callejón, cercano a ungran parque, parecía seguro, el charco de sangre no era lo más sucio de aquelsuelo, en unas horas se habría secado. Como siempre, esperé a estar cerca de micoche para arrancarle la vida a la presa de turno, eso facilitaba mucho las cosas.Era tarde, amenazaba con amanecer, sí, esto sí es cierto, el sol nos quemahasta matarnos, podríamos salir en pleno día, abrigados a más no poder, con lacara cubierta totalmente, pero no andaríamos cien metros sin parecer bichosraros, a no ser que fuera invierno, aun así, no merecía la pena intentarlo, ano ser cuestión de vida o muerte... Era tarde, pero si me daba prisa aún medaría tiempo de violarla, me había acostumbrado a ello. La sensación de euforiame excitaba sexualmente. Desde que la perdí a ella nada fue igual, todo mecostaba más, a veces me preguntaba si quería seguir con esta vida…
Normalmente no ibaa los bares a por mis presas, las asaltaba por la noche, en calles solitarias oparques alejados de cualquier posible testigo, lejos de edificios, a serposible. No las violaba en el sitio donde saciaba mi sed de vida eterna, porqueera correr un riesgo innecesario, prefería hacerlo en la seguridad de mi casa.
Dejé su cuerpo inerte entre los plásticos queforraban el maletero, su mirada perdida se encontró con mis ojos, por uninstante quedé inmóvil, quizá fue ese el princio. No. El principio, lo tengoclaro, fue su ausencia, y de eso hacía ya una eternidad, cubrí con una manta lamirada enloquecida. Aproveché paralimpiarme la cara, pintada de rojo.
La frecuencia de mis cacerías nollegaba a ser más de una por mes, quizá diez por año. Es importante el tamañode la ciudad, una ciudad grande permite una estancia prolongada, no así unpequeño pueblo, la razón es obvia, a menor población más dificultad para"camuflar" una muerte no natural, o hacer desaparecer el cuerpo.

Controlaba el horario nocturnode mis vecinos, sabía a que hora era imposible, casi imposible, siempre hay quecontar con imprevistos, cruzarme con alguno de ellos. Así que, sin ningúncontratiempo, subí el cuerpo muerto, su cuello se balanceaba de un lado a otro,el gran desgarro de su cuello aún hacíamanar sangre de él, me obligó a ponerle una pequeña toalla que lo cubriera. Elascensor del garaje a unos cinco metros de la plaza donde aparcaba el coche yapenas a tres metros de la puerta de mi piso. Esta vez acerté con la elecciónde la vivienda, no siempre lo tuve tan sencillo como ahora. Dentro de poco tendría que cambiar de nuevo.
Casiamanecía, fue una estupidez arriesgarme tanto, no debí esperar tanto, no debíir de bares, prolongué demasiado la espera. Bajé todas las persianas hastaabajo. Me quedé a oscuras, encendí una pequeña lámpara, débil luz agónica, la habitación en penumbra. El ansiay la excitación me pedían que la violara, post-morten, sí, para eso subí elinmóvil cuerpo. Daría igual que hubiera estado viva y consintiera ella, a mimente acudiría, como lo hace siempre, ella. La desnudé, me abalancé sobre su cuerpo. Disfruté, siemprelo hago.
Unafuria descontrolada inunda mi ánimo cada vez que bebo el elixir de mi inmortalidad. Poder, euforia, lujuria...algo indescriptible. Me vuelve animal. No. Animal no. Inhumano. A fin decuentas, es lo que era.
Cansado, demasiado cansado.Cansado de asesinar. Cansado de estar solo. Demasiado tiempo escapando.
Apaguéla luz. Dormí profundamente.
Despertésobresaltado. No recordaba nada del sueño, solo el poso de una angustiosasensación quedó pegado a mi mente. Esperéun buen rato, quizá un par de horas, me hice algo para comer mientras veía latelevisión, tenía que asegurarme de que no me encontraría con nadie al volver allevar el cuerpo ultrajado al maletero. Me alejé unos 30 kilómetros de la ciudad. El tránsito de cochesevidenciaba que pocos éramos los que no estábamos encaramados a esa ventanaextraña que vomita imágenes.
Rodeadode chopos, la luna en cuarto menguante ocultada por las nubes, una linternaapoyada en el suelo, iluminando el hoyo. Tuve que dar tres golpes de pala sobresu maltrecho cuello para decapitarla. Empujé su cuerpo desnudo dentro del hoyo.Metí su cabeza en una bolsa de plástico. Guardé esta dentro de una mochila. Acabéel trabajo y volví a casa, la lavadora ya había acabado de lavar la ropa de lajoven. La tiraría a la basura junto con el plástico que forraba el maletero.


No recuerdo exactamente el año,seguro que fue antes de la Guerra Civil, ella, mi querida Susana...
Antes éramos más, no es sencillohoy en día un encuentro casual con otro de los nuestros. Entre nosotros sabemosal instante quienes son como nosotros, instintivamente. Tendré tres números,que nunca uso, en el móvil, de viejos conocidos, inmortales, asesinosdespiadados. Todos lo somos.

La amaba todo lo que un serhumano, inhumano, divino o infrahumano puede amar. Susana es la razón de quesea lo que soy, ella me hizo. Me resquebrajó como ser humano. Sacrificó todoresto de compasión, asfixió mi bondad. De eso hará dos siglos, año arriba, añoabajo. Pertenecía a una familia de la alta burguesía. La primera vez que nosvimos fue cuando el carruaje en el que iba estuvo a punto de atropellarme. Lo habría hecho de no ser por mihabilidad en hacer que mis huesos dieran contra el suelo empedrado. Cierto esque no vi llegar el carruaje, ni oí los caballos. Salía de la taberna y missentidos estaban somnolientos por el vino. Muy solícita, hizo parar al cocheroy bajó a preocuparse por mi estado. Solo alguna magulladura. Vi en sus ojosalgo especial. No me equivocaba. Era especial, sin duda. Me dijo una direccióna la que, si me placía, dirigirme al día siguiente. A la noche siguiente. Dadomi estado, de schock, por el hecho de micaída y sus circunstancias, y por la ingesta de alcohol, no me fue fácilretener la dirección.

La cabeza, debía pensar donde dejarla.Un lugar en el que la descubriesen loantes posible. Estaba decidido a ello. No quería dilatarlo mucho más. Debía parecer unasesinato cometido por un psicópata, por un ser que mereciera estar encerrado de por vida. Y así habría quedisfrazarlo. En pleno éxtasis ideé mi plan, antes de dormirme en el profundosueño post coital.
Penséen salir a la calle, a pleno sol, para acabar con la inmortalidad. He vistomorir así demasiadas veces, por accidente o por descuido. Era horrible. Nadarápido. Pavoroso. Dejar de tomar el rojo elixir. Pero, ¿quién contiene a labestia hambrienta, sedienta de sangre?. No es sencillo, lo puedo asegurar.Supongo que podría asemejarse a la sensación del drogadicto y el mono. Eso y larápida decrepitud del cuerpo al dejar el elixir de lado, frenaban cualquierposibilidad de atenerme a ello. Debía intentar algo, no podía seguir así.
 
2º-> VIDEO CREEPY  Por Magiosa
 
3ª -> WEBCOMIC
 
Infinitas Paranoias - de una mujer muy buena dibujando y original llamada Paw.
 
 
 
Y bueno.....esto es todo por hoy. A excepción de que nos vamos al botellón a disfrutar del día de los Muertos y demás. Esperemso que les gusten los post que vamos a ir haciendo durante tó Halloween.
 
Gracias por leernos Damas y Caballos.
 
OKAS!
 
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''La cosa que más jode a tu enemigo es que le perdones''
 
* Musa Fémina
 
 
 
 
 
 




2 comentarios:

  1. Jejeje. Muy buena la tira... y con toda la razón. La historia de Lobo aullador mola mucho (y debería de haber sido uno de los trabajos de Hércules, porque leer en negro sobre rojo te deja los ojos como dos rodajas de tomate)

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    1. Jajá, lo sabemos, por ello ahora lo hemos puesto en negro normalico.

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